Solemos quejarnos de todo lo que nos molesta, de las
cosas “sin importancias”. Pero cuando personas a las que vemos a diario, de
esas que se vuelven rutinarias no están más ¿Cómo nos afecta eso?.
Vivimos errados, Vivimos por vivir y no por disfrutar de
las personas, de los pequeños detalles, de la magia que puedes encontrar en una sonrisa, vivimos esta vida a lo loco,
existe una frase que dice “vive la vida
como si no existiera un mañana”, pero alguna vez nos hicimos la pregunta de
¿qué pasará si el día de mañana la persona que más adoras ya no está?
Coloquemos un ejemplo, digamos que ya tu madre no se
encuentra en esta vida, ¿Cómo tomarías las riendas en tu vida? ¿Estás seguro
ahora de ti mismo? ¿Crees que la vida es justa o injusta? ¿Cómo contestarías a
esas simples preguntas?
Solemos menospreciar las pequeñas cosas que las personas
hacen por nosotros, pero cuando ya no se encuentran las amamos y las echamos de
menos, somos algo ignorantes por ese sentido, se sobreentiende que sientes
dolor de perder a esa persona, pero cuando la tenías contigo ¿Por qué no le decías
lo mucho que le apreciabas o lo orgullos@ que te sentías por lo que había logrado
hasta ahora? ¿Por qué somos tan jodidamente orgullosos, por qué?
El orgullo no nos lleva a ningún sitio estable, la vida es un laberinto de espinas, ¿Podremos buscar una salida sin salir heridos?
Todo esfuerzo trae su recompensa, pero quedarse soló en palabras lleva a la pobreza.
Proverbios 14:23
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