Soy
bueno para escuchar, dar consejo y orientar sobre el amor, pero cuando necesito
utilizar consejos para mí, para no salir lastimado, soy un asco.
Me pregunto si ¿acaso sirvo para amar o ser
amado? Suelo fallar mucho, por entregar demasiado, me decepcionó con frecuencia
por esperar lo que yo si daría, soy muy ingenuo, frágil y vulnerable.
Odio tener que ser así, odio lo que me pasa
cuando me enamoro, he perdido la emoción que se siente cuando estoy enamorado,
ahora soy más frió, reservado y cauteloso. Siempre doy demás, amo con pasión,
soy atento y muy cariñoso, pero no sé si eso es bueno o malo.
En
esta sociedad que vivimos no valoran eso, lo toman como personas muy melosas y
estúpidas, eso me hace dudar si amar es malo. Quizás se deba a que todas las
personas han pasado por un amor fallido.
Siempre
colocamos murallas en nuestros sentimientos, con la finalidad de vernos más
fuertes, un poco más determinantes a la hora de enfrentar una relación,
teniendo en cuenta que si nos enamoramos de verdad. Con una mirada, palabra,
sonrisa o gesto, esas murallas se vienen bajo, desplomándose como una
avalancha.
Aunque
creamos saber sobre el amor, siempre que nos enamoramos nos adentramos a lo
desconocido, cada persona es un misterio, cada cabeza es una galaxia y cada
sentimiento florece con más imponencia.
Como
ya dije, no soy un experto en esto del amor, no sé si nací para amar o ser
amado, querer o ser odiado. Solo quiero que me amen como estoy dispuesto amar,
más allá de los límites, fuera de lo común, un amor sin fronteras, un amor de
verdad. Un amor, como el que tengo para ti.