Dos
enamorados vagaban por las calles en la madrugada, en un anoche sin luna pero
estrellada, no tenían rumbo, solo caminaban. Él le dijo que al cielo no le
hacía falta la luna, pues sus ojos brillaban más que la misma.
Sorprendida
le dijo que nadie le había dicho algo así, que antes estaba perdida sin él,
pero que igual no necesitaba guía, pero en tal caso si lo necesito a él.
Es un
amor de locos, un amor de seres incomprendidos, de esos que la sociedad no
entiende pero que entre ellos se comprenden. De esos que se abrazan en los días
más calurosos y en los días fríos juntan sus cuerpos en un acto de amor que les
da calor y gozo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario