Me siento como un niño cuando te veo, de esos niños que se
emocionan por unas golosinas. Me pongo nervioso y me cuesta verte a los ojos,
han pasado años desde que tenía esa sensación.
Nos seguimos viendo por las noches, a escondidas, pero esta
no fue maravillosa como la otra. Esta estaba cargada de daño, fue como si una
avalancha de dolor cayera sobre mí, saber lo que pensabas me agrado porque una parte, una pequeña parte de ti
está pensando en mí, como yo en ti.
¿Recuerdas esa conversación que tuvimos en las tétricas escaleras?,
me dijiste que de los 3 tu serias la única lastimada, que él y yo estaríamos
felices. Me dijiste que estabas enamorada de nosotros y que era difícil para
ti, que estabas confundida y no quieres que te lastimemos.
-Esta batalla no es tuya… es mía, pero si eres juez, estas
encargada de dar el veredicto final sea a favor o en contra.-
No soporto cuando te aíslas, donde no me cuentas que te
pasa, que es lo que te molesta de todo esto. No temas a que te haga daño, no
sería capaz de hacerlo.
-Sería una estupidez lastima a una hermosa flor, una flor
pura, rodeada de maleza, inmune a este amor que le tengo.-
No pretendo ser egoísta y solo pensar en mí pero… ¿en qué
parte del cuento soy feliz? Lo verdaderamente difícil es estar enamorado de ti
sabiendo que tu estas enamorada de otro. Teniéndome en la palma de tu mano,
haciendo conmigo lo que te plazca, haciéndome daño queriendo y sin querer.
Entonces dime ¿Quién de los dos terminara sufriendo?.
Somos adictos a lo que nos hace daño por eso soy adicto a
ti como tú a él. No me puedo comparar a él que con un mensaje diciendo que le
encantas te atrapa y te pierdo más. Solo espero que estés tomando una buena
decisión, espero no salgas lastimada al final de esta travesía, como una vez te
dije; solo tú decides si salir lastimada o no.
Me invade la rabia, el dolor y la frustración al escribirte
y que no respondas, me hace pensar que soy una molestia en tu vida y que debería
dejarte ya, pero solo quiero que tú me lo digas, necesito que me veas a los
ojos y me digas que no te moleste ni te busque. Así, sin piedad, sin lastima, directo en la yugular. O me
digas que conmigo quieres estar, pero eso sería más fantasía que realidad.